Tuesday, March 27, 2007

GRACIA BARATA


Dietrich Bonhoffer fue un ministro de la iglesia Luterana Evangélica de Alemania. A los 39 años fue ahorcado en el campo de concentración de Flossenburg en 1945 a unos cuantos días antes de terminar la Segunda Guerra Mundial, su ejecución fue ordenada por Hitler debido a la oposición de Bonhoffer a su régimen y haberse involucrado en un plan para derrocar al dictador Alemán.

Bonhoffer es uno de los teólogos más importantes del siglo XX y su pensamiento es relevante en nuestra era. Uno de las ideas más importantes que Bonhoffer expresa en sus escritos es el concepto de “gracia barata”. Este concepto expresa la idea de la fe cristiana como un concepto abstracto, una simple “idea”. Esta es la fe que no requiere arrepentimiento, es la fe que no exige, una fe sin sacrificio, sin obediencia. Es la fe que quiere bautismo pero no quiere el discipulado. Es la fe que no nos hace diferentes, al contrario, es esa fe que se convierte en un aspecto cultural o costumbrista y personal. Es la justificación del pecado sin la justificación del pecador y es la gracia de la resurrección sin pasar por la cruz.

Bonhoffer me hace pensar sobre la fe de aquellos que nos llamamos católicos. ¿Qué tipo de fe tenemos? ¿Cuál es nuestra relación con Cristo y con la Iglesia? ¿Por qué nos llamamos católicos o cristianos? La gracia barata del católico que no va a misa, que no practica su fe, que no ora, que no sabe nada para explicar su religión, que no conoce a cristo y no tiene una relación con el. Es aquella gracia de los que bautizan a sus hijos, se casan por la Iglesia y asisten a los funerales religiosos como puro formalismo. Es la gracia de los que exigen estos sacramentos, de los que quieren comulgar sin confesión de pecados, de los que se quejan que la Iglesia no los incluye pero que no dan un centavo para su manutención.

Somos católicos, decimos, pero no seguimos a Cristo. No leemos las escrituras, desconocemos su doctrina. Somos católicos, pero somos partidarios del aborto, la eutanasia, los métodos anticonceptivos. Somos católicos pero vivimos como si Dios no existiera, haciendo trampa, mintiendo, cometiendo adulterio, fornicacion, blasfemia. Somos católicos pero ni siquiera damos gracias por nuestros alimentos o elevamos una pequeña oración de vez en cuando. Somos católicos pero nos comemos al prójimo con nuestros chismes, nuestra envidia, nuestra inquina. Somos católicos, pero no perdonamos. ¿Que es entonces ser católico? ¿Ir a misa de vez en cuando? ¿Llevar a los hijos a bautizar para que ya jamás se paren in la iglesia hasta la comunión y después el matrimonio? Esta es la gracia barata. Es la que exige que el que muere se valla al cielo por que “era muy bueno” aun cuando en vida jamás se haya acordado de darle su lugar a Dios.

La gracia verdadera es aquella que acepta a Jesús como Señor, y una vez aceptado como tal, obedece. Obedece sus mandamientos, por que lo ama. Lee la escritura, por que quiere conocerlo. Se acerca a la Iglesia y obedece sus mandatos por que esa es la voluntad de Dios. La gracia verdadera es la aceptación total de Jesús, ni más, ni menos. Exige arrepentimiento, transformación, sacrificio y renuncia. Por que esta fe sabe que nos espera un destino eterno después de este pequeño interludio que llamamos vida.

Hermano o hermana católicos, arrepintámonos, acerquémonos al sacramento de la confesión, aceptemos a Cristo y tengamos una relación personal con el. Seamos sus seguidores, sus discípulos.

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