Tuesday, January 20, 2009

Transformación:


La violencia que se vive todos los días en la frontera puede traer consigo la desesperanza. Ante los horrores que toman parte de la vida cotidiana, la sangre, los cuerpos acribillados; ante la impunidad de los criminales y la impotencia de las autoridades y la sociedad civil se puede llegar a pensar que las cosas no tienen remedio. Todo esto nos puede llevar al miedo, al cinismo, la desesperanza. También puede llevarnos a aceptar estos hechos de horror como una cosa normal.

Nos llegamos a preguntar que clase de monstruos son capaces de tanta violencia, de la completa devaluación de la vida humana y podemos en esos momentos sentir odio para aquellos que con sus actos denigran al ser humano. Nuestra frustración ante la impotencia nos lleva precisamente al odio, al cinismo, al criticismo acervo de todo y de todos, al temor.

Al tomar estas actitudes le damos el triunfo al terrorismo criminal que precisamente busca. Todos estos hechos violentos y criminales que han ensangrentado la frontera son una táctica de los criminales para atemorizar, amedrentar, amordazar y mantener a la sociedad civil paralizada por el horror. Y es que en realidad la violencia del narcotráfico ha rebasado los límites de actividades del crimen común y se han convertido un verdadero terrorismo.

El terrorista busca, por medio de la violencia y el asesinato, amedrentar a la sociedad lo suficiente para conducirla a la desesperación, el temor y la claudicación. Al despreciar de la manera mas profunda la santidad de la vida humana, el terrorismo busca establecer una supremacía para poder llevar a cabo sus goles y metas. El estratega alemán Von Clausewitz acuñó la frase que dice “la guerra es la política conducida por otros medios”. Y esto es lo que los narcoterroristas buscan, cumplir sus objetivos políticos por medio del asesinato, de la guerra que han desatado no solo contra el gobierno, sino también contra la sociedad civil.

Cabe la pregunta que habíamos expresado anteriormente; ¿Quienes son los narcoterroristas? ¿Qué tipo de personas son? ¿Son monstruos sin humanidad? La respuesta puede sorprendernos. La realidad es que estos criminales somos nosotros mismos. ¿Cómo? Miremos a nuestro alrededor, ¿conocemos amigos, primos, hermanos, parientes, que se dedican al narcotráfico? ¿Sabemos de hombres de negocios que prestan sus nombres y empresas para lavar dinero? ¿Conocemos policías y otros miembros de las autoridades que aceptan el soborno?

Los que se dedican a traficar drogas y a matar gente no son monstruos peludos y sin forma, son seres humanos tan comunes y corrientes como nosotros mismos. Es lo que la escritora judía Hanna Arendt llamo la “banalidad del mal” al referirse a la personalidad pedestre y mediocre del nazi Eichmann. Estos asesinos y criminales son parte de nuestra estructura social, los vemos en el “mall” comprando botas vaqueras y cinturones piteados. Lo vemos en el pariente muy “vivo” que se gana sus buenos dólares pasando drogas al “otro lado”. Es visible en el hombre de novicios que va a “hacer el nogociazo” por medio de dinero lleno de sangre, o el joven que consume marihuana o cocaína por que le gusta estar en “la onda”. Es toda una red que incluye todas las esferas de nuestra sociedad y que toca a nuestras mismas familias. Como diría el cartonista Walt Kelly “hemos encontrado al enemigo, y el enemigo somos nosotros mismos”.

¿Que podemos hacer para enfrentar y confrontar el crimen dentro de nuestra propia sociedad? Nos podemos ver tentados a responder a la violencia con violencia, a la ceguera moral con odio. Pero como hemos visto, el enemigo esta dentro de nosotros mismos, el enemigo somos nosotros. La verdad es que en México generaciones enteras han crecido en el vacío moral. Nuestra sociedad es una sociedad “pragmática” en donde abundan las actitudes reflejadas en dichos como “que no me den, que me pongan donde hay” o (y disculpen el lenguaje) “si no chingas eres un pendejo”. Es el ambiente en donde hemos aprendido que el “vivo” hace todo lo posible por ganar sin mirar las consecuencias o los medios. Es el relativismo moral, la raíz de la manzana podrida que ha afectado a todo nuestro medio.

El relativismo moral que aprendimos tanto en la escuela como por el ejemplo es una forma de vida para el mexicano. En la escuela hacemos “trampa” en las pruebas, no estudiamos sino que queremos pasar “automáticamente”. Nos la “zorreamos” para irnos a pasear. Pronto aprendemos que tomar demasiado es un placer y que el sexo es un juego. Pronto comprendemos que así como hacíamos trampa en la escuela también podemos hacerle trampa a nuestra esposa. Después entramos en el negocios de las “mordidas” las damos y las aceptamos. Los negocios “chuecos”, el abuso de la autoridad, el “compadrismo” y el “amiguismo”. Y después hacer una “lana” por medio del “narco”. Una cosa lleva a la otra. No hay respeto a la autoridad, no hay respeto a la ley, no hay respeto a la familia, no hay respeto a las personas, no hay respeto a la vida, no hay respeto a Dios.

¿Cuál es la respuesta? El único camino para la transformación de una sociedad es la transformación personal. Empecemos por nosotros mismos sin importar lo que el resto del mundo haga o piense. El Señor Jesucristo nos dice en el evangelio de Mateo: ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano” Mateo: 7-5. El Apóstol Pablo nos dice en su Carta a los Romanos: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”

La transformación interna de nuestra mente es el primer paso al cambio. Ni todas las policías del mundo, ni todas las armas, ni los programas sociales, ni toda la educación y todo el dinero tienen el poder que tiene la transformación personal. Las cosas solo cambiaran una persona a la vez. Uno por uno en una transformación personal, intima de nuestra visión del mundo.

Algunos pasos que han tomado otros antes que nosotros y que con su cambio interno transformaron al mundo nos pueden ayudar:

Di no al odio: “Ustedes han oído que se dijo: "Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo." Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen” Mateo 5: 42-43.

Practica la justicia: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.” Mateo 5:6.

No desees las riquezas: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Y “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores” 1 Timoteo 6:10.

Ama a tu familia, a tu prójimo a ti mismo: “Y uno de ellos, intérprete de la Ley, preguntó para tentarlo, diciendo: --Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?, Jesús le dijo: --"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente", Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.” Mateo 22: 38-40

Ten esperanza de que hay cosas mejores: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros.” Mateo 5:10-12

No temas: “No temas; cree solamente” Lucas 8:50, y “No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.” Mateo 10:28

Ten fe: “Ustedes son mis testigos —afirma el Señor—, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí.” Isaías 43:10. También: “Ciertamente les aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡yo soy” Juan 8:58; “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Juan 7:38

Ora, reza: “Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil” Mateo 26:41


La solución a la violencia en la frontera no es fácil y no vendrá de “afuera” o de “arriba”. La única solución es la transformación interna de cada uno, la única y verdadera solución es que el evangelio de Jesucristo se desparrame sobre nuestras dolidas ciudades y que su Santo Espíritu actúe primero en nosotros y después en los demás.

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